martes, 15 de abril de 2008

Una de las tantas primaveras...

-Antes que nada quiero decirles que pasé barbaro.
-¿Y este imbecil que está diciendo?
-Tranquilos. Ya lo van a entender...

Mayo del 2006. Ana's birthday, los 15 añitos.
Todos los desprolijos estaban invitados a la cita. Igual por una cuestión de mala suerte yo di más asco que el resto.
No se quien tuvo la tonta idea de beber antes de ir al cumpleaños, no recuerdo. Lo que si recuerdo es que hicimos vaquita e invertimos en una hermosa botella de Blenders. El amoroso whisky rompe-pecho.
Kangoo; Goro y Vasco a la cabeza. Los buitres atrás... Que cagada... Primer destino: Plaza Virgilio para proceder a la previa característica.

Disculpen que lo redacte la mayoría en primera persona. Es que no se que carajo hizo el resto en el cumpleaños.

Lo cierto es que allá llegamos. Mamua generalizada. Creo que el cumpleaños fue en Punta Cala o por ahi. No es fundamental.
Bajé de la kangoo y comenzaron los problemitas.
Los zapatos, que me había prestado el abuelo para la ocasión, que además venían con el discurso lógico de un abuelo (los años que tenían esos zapatos, por las fiestas que habían pasado y quien se los había regalado), estaban un poquito rotos. El zapato derecho nada más. No se como se partió la suela de goma, pero ta. Igual, en ese momento, andaban todavía.
Segundos después, mostré cedula y me mande para adentro del salón. Antes que nada debía ir al baño porque tenía una cantidad de meo adentro. Ingresé al toilet en óptimas condiciones; salí de él con el brazo izquierdo hecho mierda. Nadie fue capaz de avisarle al pobre chico que en la puerta del baño había un escalón de 1 cm de altura. Para, para... No exagero, era, lamentablemente, de 1 cm. Tropecé con el super-escalón y pegué el antebrazo con el borde de una pared que ahi estaba. ¡Ah! Y todo esto adelante de una cantidad de gente que estaba en el lugar.

Salgo del baño y se me cruza "Chechu" (la gorda). De aquí nace el siguiente diálogo. Fluído y hermoso:
- ¿Vas a ir a mi cumple?- la tipa festejaba el fin de semana siguiente y yo no estaba invitado.
- ¿Eh? No se... No me invitaste...
- Te estoy invitando. El chipi me dijo que te invite.
- Jaja. Estuvo bien...
- Jaja. ¿Vas?
- ¿Por qué no?
- Hablamos el lunes en el liceo y me pasás tu cédula.
- Dale sí.

No había empezado una party y ya tenía otra. Notable.
Volviendo al cumpleaños de Ana, me faltan una cantidad de fotos de la fiesta. Estuve como 5 horas ahí y recuerdo 10 minutos o menos.

Sentado en la mesa correspondiente, comienza a sonar el popular meneaiiiiito. Cultura musical.
Allá fuimos a la pista, todos los vagos, con cara de feliz cumpleaños.
Su clásico baile formado en filas me posicionó a mí en primera junto a la cumple añera. No voy a hablar de técnicas de baile porque no soy el indicado, pero el movimento de un lado hacia otro que requiere el meneaito terminó con el zapato del abuelo. Terminado el baile, mi pie, con zapato roto, estaba afuera. El zapato arruinado.
Como dije anteriormente, esto no fue impedimento de nada. Me saqué los botines y los tiré para abajo de la mesa tipo mina, y encaje bailongo descalzo.

El remate se los debo. Ni idea como fue mi retiro victorioso de ese cumpleaños.

1 comentario:

Tincho dijo...

puaj, un asco, eso demuestra tu sangre, el asco está en vos hermano del alma!
... y lo mas importante, no lo abandonamos porque NO QUEREMOS!
así debe ser, te felicito!
me siento orgulloso :-)